Malestares del amor en la época del neoliberalismo
ALGUNOS
SINTOMAS DEL AMOR EN EL CAPITALISMO Y EL AMOR DE TRANSFERENCIA
Estela
Maidac
Una experiencia amorosa fallida
está en los albores de lo que con Freud iba a ser el psicoanálisis.
Josef Breuer, exitoso médico
vienés que contaba entre sus pacientes a famosos como Brams, Brucke y Brentano
no tuvo dudas de que el amor de Bertha Papenheim se dirigía a él y para frenar
su tentación a responder disfrazó la huida con un viaje que emprendió con su
esposa Matilde. Envió a su paciente a la clínica de Binswanger para continuar
el tratamiento a la usanza de la época en vez de seguir realizando la talking
cure propuesta por la paciente, que dio a conocer como Anna O.
Escuchar hablar a sus síntomas,
encontrar sus causas y con esto hacerlos desaparecer es lo que transmitió a su
joven discípulo, Freud quien transformó esta herencia en el método analítico.
Entonces al comienzo fue el amor,
el amor y el verbo anudados en el concepto de transferencia. Amor verdadero
pero en una situación artificial y destinado a terminar.
En sus Lecciones introductorias
al psicoanálisis Freud dice: “Al comienzo pudimos creer que el análisis
tropezaba con una perturbación provocada
por un suceso accidental sin relación ninguna con el tratamiento propiamente
dicho; pero cuando vemos reproducirse regularmente, en cada nuevo caso, este
amor del enfermo hacia el médico y lo vemos manifestarse incluso en las
condiciones más desfavorables…entonces nos vemos obligados a reconocer que se
trata de un fenómeno que presenta las más íntimas relaciones con la naturaleza
misma del estado patológico.
Este nuevo hecho, que tan a
disgusto nos vemos obligados a aceptar, lo designamos con el nombre de
“transferencia”. Llegando a afirmar que el descubrimiento de la transferencia
ha confirmado definitivamente su convicción de que los síntomas constituyen
satisfacciones libidinosas sustitutivas y que quienes no pueden hacer
transferencia no pueden ser curados por el psicoanálisis porque: “Los
argumentos que no tienen por corolario el hecho de emanar de personas amadas,
no ejercen ni han ejercido jamás la menor influencia en la vida de la mayor
parte de los humanos”” (1).
Siendo el amor insoslayable, lo
incorporó a la cura como motor de la misma.
Freud nos presenta dos tipos de
amor, el narcisista, para el que el partenaire encarna al ideal de lo que nos
gustaría ser para que nos haga de espejo o lo que hubiéramos querido ser y nos
haga de consuelo o lo que esperamos ser y nos haga de zanahoria. Siempre al
borde del odio porque el otro nunca encaja en el ideal.
En Pulsiones y sus destinos dice
que tomó un término de Bleuler, ambivalencia, en relación a una pulsión y su
contrario hacia un mismo objeto y da tres oposiciones del amor: amar vs odiar;
amar vs ser amado y el par amar-odiar vs indiferencia. Vemos que hay un
entramado entre el amor y la pulsión.
El “amorodio” lo llama Lacan y
llega a decir en Aún: “el más grande amor termina en odio”.
En La dirección de la cura, amor,
odio e ignorancia son pasiones del ser, o sea, la dimensión de la falta en ser
propia de los hablantes pero cuando plantee al final de su obra al inconciente
con su cara real, el amor va a provenir ya no de la falta en ser sino de lo
real del inconciente y se dirige al modo de cada quien de cohabitar con el
inconciente y que no se puede formular en términos de significantes. Lo real
propio del inconciente es la no relación sexual de la que el amor es
suplencia.
El otro amor que plantea Freud,
es el anaclítico o de apoyatura en las funciones que hacen a la supervivencia.
Lacan en el seminario De Otro al otro, donde el a
perfora al A y lo descompleta, relaciona este amor anaclítico en el que el Otro
tiene para dar, con el mecanismo perverso de poner tapón a la falta del Otro y
así tenerlo de garante. El inconciente no tiene que ver con la supervivencia.
Otra cuestión que me parece
fundamental en Freud para el tema del amor es su enojo en El malestar en la
cultura en relación al mandamiento que ordena: “Amarás a tu prójimo como a ti
mismo”. Este mandamiento, incluso es anterior al Cristianismo. En Romanos
13-8-10 dice que quien ama al prójimo ha cumplido con la ley porque no mata, no
roba, no comete adulterio, en fin resume a todos los mandamientos.
Freud lo considera injusto con
los seres amados porque sería poner a su misma altura a los desconocidos. Dice:
“Un amor que no elije pierde una parte de su propio valor, pues comete una
injusticia con el objeto. Y además no todos los seres humanos son merecedores
de amor” Por otra parte en el mismo texto da su diagnóstico de la condición
humana que Lacan cita en La ética al hablar del amor al prójimo diciendo que
podría pasar por un texto de Sade: “El hombre intenta satisfacer su necesidad
de agresión a expensas de su prójimo, de explotar su trabajo sin compensación,
de utilizarlo sexualmente sin su consentimiento, de apropiarse de sus bienes,
de humillarlo, de inflingirle sufrimientos, de martirizarlo y de matarlo”.
Lacan dice que Freud se detiene
horrorizado ante este mandamiento porque lo que surge es “esa maldad
fundamental que habita en ese prójimo. Pero, por lo tanto, habita en mí…ese
núcleo de mi mismo que es el del goce al que no oso aproximarme”. Y más
adelante: “el goce de mi prójimo, su goce nocivo, su goce maligno, es lo que se
me propone como el verdadero problema para mi amor”.
Lacan en el seminario sobre la
transferencia va a llamar a la transferencia “el corazón de nuestra experiencia”,
por lo tanto la estrategia fundamental
en la dirección de la cura.
Va a abrevar en el Banquete de
Platón la sabiduría socrática que a diferencia de Breuer supo que no era a él
sino a Agatón, a quien dirigía Alcibíades su declaración amorosa.
Platón también nos recuerda que
para el mito griego el Amor es hijo del Recurso y la Pobreza, o sea, producto
del tener y de la falta.
Cierra este seminario dedicado a
la transferencia con que: “Lo que Sócrates sabe y el analista debe al menos
entrever, es que en el plano de a
minúscula (ya está entreviendo la función de lo que va a ser el objeto a) la cuestión es muy distinta de
la del acceso a ningún ideal”.
En un trabajo sobre “El amor intellectualis a Dios en
Spinoza y el amor en el final del análisis” digo:
“Lacan marca como esencial la
diferencia entre dos posiciones: la del amante y la del amado, “erastés” y “erómenos”. Posiciones no
simétricas, el analizante busca que el analista sepa y el analista busca que el
analizante diga alguna verdad sobre su goce. Ofrecer la escucha abre al decir
porque si bien el sujeto supuesto saber es un hecho de estructura, en este caso
se instaura y se trabaja en el dispositivo.
En el seminario once Lacan anuda
amor y saber. El amor a Dios es el amor al Padre, en cambio en Spinoza el amor
a Dios, sin límite y sin reciprocidad, lleva a la imposibilidad de la relación
porque no tiene representación. Cuando el hombre no puede imaginarse la causa
primera inventa a Dios.
El Amor intectuallis es
vaciamiento del Otro a diferencia del amor al Padre que es sacrificial.
La experiencia de eternidad la da
el amor a Dios. No es trascendencia sino que está fuera del tiempo cronológico.
Amor y conocimiento van juntos y se construyen en el trabajo de cada hombre
porque aunque haya eternidad no hay inmortalidad. No se puede esperar el amor de
Dios ya que es pura alteridad.”(2)
Al amor de transferencia se le
pone en cruz la función del deseo del analista caracterizado por ir más allá de
la identificación, punto ideal situado en el Otro desde donde el sujeto se ve
amable o lo contrario. Este deseo busca la máxima distancia entre este ideal y
el objeto a, punto donde el
sujeto es causado como carencia.
El amor al Padre es la neurosis
obsesiva, modelo de neurosis, para no ser sacrificial tiene que llegar a la
escritura de la falta en el Otro que da por resultado: “Dios es inconciente”,
trabajo analítico mediante.
Es este amor más allá de la ley
pero no sin ella el que hace condescender el goce al deseo.
Amor sostenido por el agujero
deseante, imposible de taponar porque tiene la castración como condición ya que el
amante pone en el amado aquello que le
falta.
El amor no solo arma lazo
simbólico imaginario con el otro sino que, repito, hace condescender el goce al
deseo.
Voy a presentar dos viñetas
clínicas que hablan de modalidades del malestar en el amor propias del capitalismo:
la violencia desatada por las adicciones en una y de los recursos tecnológicos
como condición erótica, en la otra.
Antes algo acerca del discurso
capitalista. Lacan afirma en “El saber del psicoanalista”: “Lo que distingue al
discurso capitalista es esto: La Verwerfung, el rechazo, el rechazo fuera de
todos los campos de lo simbólico, tiene como consecuencia el rechazo de qué?,
de la castración. Todo orden, todo
discurso que se entronca en el capitalismo, deja de lado simplemente las cosas
del amor. Dos siglos después de este deslizamiento llamémosle calvinista, la
castración hizo finalmente su entrada abrupta
bajo la forma del discurso analítico. ..”
Hay discursos porque no hay
relación sexual y son productores de lazo social con diferentes modalidades
según qué este ocupando el lugar del agente, el Otro, la producción y la
verdad. Los que van a ocupar estos lugares son: los significantes amos o S1, el
saber o S2, el objeto a y el sujeto barrado.
Está puesto en cuestión que el
capitalista sea un verdadero discurso ya que vamos a ver diferencias
fundamentales con los discursos: amo, histérico, universitario y del analista.
Dice Cintia Ini: “Los discursos
justamente son respuestas del lazo social
frente a la pérdida de goce efecto de lenguaje , son la manera de ordenarse frente a esa
imposibilidad de goce sin resto, respondiendo a ella según el discurso pero, ninguno de ellos es
completo, cada uno encuentra el punto de impasse que produce giro de discurso, componiendo esa trama
de cuatro discursos necesaria para el lazo social, entonces lazo
social o discurso implican barrera al goce, el goce no puede darse sin un rodeo
“bajo la escala invertida del deseo” esto es lo que sostiene el lazo y al mismo
tiempo impulsa su movimiento.
El plus-de-goce es lo que cae del
goce en la constitución del sujeto dividido $ entre S1 y S2, a, es el resto y
al mismo tiempo puede tornarse en causa de deseo
Veamos lo que sucede en el así
llamado discurso capitalista desde la alteración que su matema indica .
$
S2
_____ ___
S1 a
Una simple inversión de letras (
entre S1 y $) rompe el carácter discursivo de esta estructura, ya que trastoca la secuencia en que hacían cadena S1 y S2 que de algún modo representan los efectos de
lenguaje con su pérdida de goce concomitante, hay una propiedad esencial al
discurso, que no se cumple .
Otra de las cuestiones que se desvirtúa y pervierte
es la relación al objeto y a su
producción, la misma desbarranca en un desfiladero en que el objeto se degrada a nivel de mercancía,
esto implica un borramiento de las
marcas singulares del objeto, carcasa
vaciada de marca subjetiva, pura equivalencia.
El sujeto aquí no es producto de
su división entre S1 y S2, ni el objeto
resto de esa operación.
Pensaba al objeto de este
discurso como pendiendo anómalo de un saber S2 que ha perdido su ligazón con el
agente, lo cual anula la imposibilidad
que se da en la línea superior , entre sujeto $ y saber S2 están rotos los
lazos, Desde el vector diagonal que sube
de S1 a S2, el saber es comandado por S1 como imperativo en el lugar de la
verdad, la única verdad que es la de la necesidad de producir más ganancia,
acumulación sin tope, el S1 funciona como rector de esa verdad, y el saber estaría ligado a la técnica y la ciencia tomados por el
mercado .
La barrera que en todo discurso
hay entre verdad y producción y que hace a la impotencia en el piso inferior,
queda sin efecto.
Por esta alteración se da
entonces una coalescencia entre S1 y a, El S1 se superpone al a, fetichizándolo. Goce universalizado.” (3)
El discurso capitalista opera en
contra del amor porque produce infinitos objetos para el goce de cada quien y
esto opera en contra del lazo social. Exacerbar el individualismo genera el
borramiento del otro en cuanto tal y lo transforma en un objeto más para la
propia satisfacción generando mayor insatisfacción y compulsión al cambio.
No hay un modelo social del amor,
los rituales de iniciación casi están perdidos y esto acerca más a lo perverso
de la pulsión habilitando un todo vale.
Hay un ejemplo en la historia de
la creación de un arte de amar modelo de sublimación que fue el Amor Cortes. La
Dama inaccesible era una organización significante que bordea el vacío de la
Cosa. Con su poética creían dar las reglas de la no relación sexual cuando ésta
en realidad, es de estructura.
En un trabajo sobre la mujer en
el tango dije, comparándola con el Amor Cortés que la literatura del tango es
una erótica desgraciada en la que se le echa la culpa a la mujer de esta
imposibilidad.
La definición que da Freud de la
condición humana a principios del siglo pasado, con el neoliberalismo, es puesta en acto, ya no solo como nudo
subjetivo sino desde la estructura social. No digo cultura porque ésta preserva
la vida y el accionar de multinacionales valiéndose de la ciencia y de la
técnica no la tiene en cuenta en su afán de ganancias.
Finalmente quisiera diferenciar el
inconciente de la subjetividad de la época positivada por Jorge Aleman de esta
forma: “A diferencia del sujeto moderno, diferenciado en sus fronteras
jurídicas, religiosas, institucionales, etc., el sujeto neoliberal se homogeneiza,
se unifica como sujeto “emprendedor”, entregado al máximo rendimiento y
competencia, como un empresario de sí mismo…a punto de fracasar a cada paso. El
stress, el ataque de pánico, la depresión, la “corrosión del carácter”, lo
precario, lo líquido y fluido, etc., constituyen el medio en que el sujeto neoliberal ejerce
su propio desconocimiento de sí…”(4) En estos síntomas escuchamos al inconciente
y tenemos la posibilidad de operar.
Si Agamben plantea que el hombre
actual ha perdido la experiencia, pienso que la experiencia del análisis es
recuperarla al estar advertidos del inconciente como verdadero motor de
nuestros actos.
La clausura del amor genera
violencia porque el objeto no está simbolizado.
Viñetas
Una paciente llega al análisis
porque siente que vivió una experiencia de la que no logra separarse. Luego de
dos años de noviazgo deciden ir a vivir juntos. Al poco tiempo ella propone
tener un gatito. El empieza a negarse. Las peleas van en crescendo hasta que
ella habla de separarse. Cuando llega esa noche del trabajo él no está en la
casa como es habitual. Ella lo espera un tiempo hasta que cansada ya que
trabaja hasta muy tarde decide acostarse. La despiertan los golpes que el
empieza a propinarle. La arrastra por la casa agarrándola del pelo. Ella siente
que va a matarla. Se le sube encima y la golpea. Hasta que en un momento el
joven llama a su madre llorando y le dice que ella quiere dejarlo. La muchacha
aprovecha para tomar su cartera y salir corriendo. Deja trabado el ascensor,
sale corriendo a la calle, logra subir a un taxi y llegar a casa de una amiga.
Son las tres de la madrugada.
Al día siguiente su padre la
acompaña a hacer la denuncia. El recibe la orden de no acercarse. Ella vuelve a
casa de su madre. Su padre vive con otra mujer con la que acaba de tener el
segundo hijo. Pasan unos meses y ella no
puede olvidar la escena. No duerme y si lo
hace se despierta con pesadillas. A varios meses de haber comenzado el
análisis empieza a hablar de que él se drogaba y tenía la tendencia a no poder
parar de discutir. Ella había fumado marihuana cuando estaba en un grupo pero
había dejado hace unos años. En el análisis se está encontrando con sus
negaciones y que ella participó en el armado de una relación en la que no
entraba un tercero, ni aunque fuera un gato, mamífero.
Esa noche pudo haber sido la
última de su vida. Una más de las mujeres muertas por la violencia.
Cuando era jovencita mi mamá me
amenazaba con que me iba a pasar lo que le pasó a la Penjerec, una joven que
fue asesinada. Durante años fue el único caso que podía usar para amenazarme.
El año pasado se registraron 255
femicidios, 6 de cada 10 asesinadas por sus parejas o ex. Habían hecho la denuncia
34 casos. Hemos escuchado hace poco, no sin espanto que una joven contrajo
matrimonio con el presunto asesino de su hermana gemela. En vez de arroz,
recibieron piedrazos.
Que no trabajemos con
estadísticas o generalizaciones no quiere decir que no podamos leer el malestar
que produce nuestra civilización.
No podemos no tener en cuenta que
una característica de la sociedad capitalista es la violencia de todo tipo
expresada entre otras en la explotación laboral y trata para el comercio sexual
hasta de niños. Podemos explicarlo sociologicamente por el afán de ganancia
pero también se expresa en una violencia por la violencia misma, casi sin
ningún objetivo. Como analistas tenemos un concepto para pensarla que es el
predominio de la pulsion de muerte.
Otra paciente se reencuentra con
su primer amor de los quince años quien vive actualmente en el exterior y se
dedica al cine. Ella llega al análisis porque luego de varios años de
convivencia decide una separación en condiciones muy dolorosas. Casi anoréxica,
insomne, con dificultades para ir trabajar siendo éste su único medio de vida y
sintiendo que el amor estaba clausurado para ella.
Estuvo diez años recibiendo
hermosos regalos a la espera de un hijo que él no quería tener. Ya tenía una
hija de un matrimonio que no había disuelto legalmente. Le llevaba quince años a
la paciente y ésta fue testigo de varias infidelidades.
A medida que va saliendo del
duelo tiene algunos encuentros que no llegan a nada. El rencuentro con este
joven que la remite a aquel primer amor que quedó fallido porque tras un breve
encuentro, él se quedó con otra, en el viaje de egresados. Ella pone muchas
expectativas en este encuentro. El deseo inconciente es indestructible, decía
Freud.
El regresa a España. Le propone
tener prácticas sexuales a través de la cámara. A los meses regresa y ella
espera que lo primero que haga sea llamarla. Pasan los días, la llama, se
encuentran muy pocas veces y según las posibilidades de él. Vuelve a partir y
otra vez propuestas apasionadas, vía cámara. Al regreso se repite que la llama
para decirle que está muy ocupado y solo se ven una vez durante su estadía.
Ella entiende que la propuesta es
a la distancia y mediante la cámara, a pura imagen.
Esta vez le llevó seis meses hacer
el corte. A los cuarenta años pesa la diferencia de entre diez años y seis
meses, sobre todo en sus fantasías de tener un hijo.
Trabajo analítico mediante,
apoyada en la transferencia, se empezó a correr de la posición de ser sostén de
un padre caído y empezó a dejar de esperar gestos y palabras cariñosas de una
madre distante que les retira la palabra por semanas cuando algo le cae mal. A
ella la había coagulado en tres significantes: mala, hermosa y brillante, que
la condenaban a la soledad, a diferencia de sus hermanos que por ser tontos e
inútiles necesitaban más de otros.
Hace casi un año la paciente está
embarcada en una relación amorosa de características bastante diferentes a las
anteriores. Ha logrado poner algún coto a su padecimiento neurótico.
“El
análisis no cura de la neurosis sino que construye un camino para que cada uno
identifique los síntomas que lo hacen padecer reduciéndolos a su síntoma
irreductible, ese real que cada uno es y con esto reduce el goce en
tanto mandato superyoico que condena al sujeto al sufrimiento”. (5)
(1) Obras completas. Traduce.
López Ballesteros. T II, Lec XXVII, La transferencia, p.2391
(2) Télema, Ed. Nobuko 2010
Daniel Kordon y Graciela G. Rossi compiladores.
(3) Ini, Cintia, El discurso
capitalista, alteración de la lógica discursiva.
(4) Aleman, Jorge, Página Doce,
contratapa jueves 14 de marzo de 2013
(5) Toro, Cristina,
conversaciones.