miércoles, 15 de agosto de 2012

Debatir sobre la técnica en psicoanalisis. por Estela Maidac


Debatir sobre la técnica en psicoanálisis



.

Una característica de la Modernidad es la producción en serie incluida la visión del ser humano objeto de clasificaciones científicas. 

Freud, hace una doble ruptura, la primera  dividiendo al sujeto con la invención del inconciente y su lógica que como consecuencia desbancó la hegemonía de la Razón ligada a la conciencia y al sujeto racional dueño de sus actos nacido en dicha era.

La segunda consecuencia fue la ruptura de la producción en serie proponiendo un modo de tratar el padecimiento humano que apunte a la singularidad. Al transmitir su clínica dio cuenta de la particular historia de cada sujeto en transferencia, condición necesaria para la cura.

Que sus casos fueran leídos como novelas habla de que la verdad tiene estructura de ficción. Esto sorprendía y casi molestaba a su espíritu científico aunque también sabía que la ciencia no alcanzaba para aprehender la esencia humana y aconsejaba a los analistas a investigar mitos, religiones y literatura.

En su texto Más allá del principio del placer da un salto en la teoría y plantea a la repetición como esencial al funcionamiento psíquico. No todo era Vorstellung repräsentanz, o sea cadena significante, nombre que le da Lacan a las representaciones freudianas sino que opera un núcleo oscuro que ya en el Proyecto de una psicología para neurólogos nombraba como la Cosa, das Ding,  perdida desde los comienzos aunque nunca tenida, del orden de lo éxtimo pero que continúa produciendo efectos.

El real psicoanalítico no es el real de la ciencia, es el real anudado a lo sexual.

Nuestra práctica y reitero, nuestra práctica solo es tal, en transferencia aunque tanto Freud como Lacan teorizan pensando en la ciencia y el segundo la define como una ciencia conjetural. 

Con respecto al tema que voy a proponer en este trabajo tengo por interlocutor al libro de Ricardo Diaz Romero: La pregunta por la técnica con quien coincido en su planteo del analista como el technítes griego. El tema se ma ocurrió como  producto del trabajo realizado con Nora Trosman de la conferencia de Heidegger: La pregunta por la técnica.

Lacan no fue ajeno a la obra del filósofo, tampoco a su persona a quien visitó al final de sus vidas.

Para retomar adonde va a poner Lacan el acento sobre el viraje que hace Freud, dice al comienzo de su primer seminario: “Osó atribuir importancia a lo que le ocurría a él, a las antinomias de su infancia, a sus trastornos neuróticos, a sus sueños. Por ello es para nosotros un hombre situado como todos en medio de todas las contingencias: la muerte, la mujer, el padre”. (1) Nada más alejado de una posición cientificista de exclusión del sujeto. Pero también propone la vuelta a Freud leída desde la teoría del significante saussureana subvertida de forma tal que da un axioma fundamental para el psicoanálisis: “el significante es lo que representa al sujeto para otro significante”.  Con él vuelve a poner en su lugar al lenguaje en psicoanálisis y al significante como el productor del sujeto del inconciente carente de toda sustancia.

Más adelante nos propone situar al sujeto en los efectos del discurso que no es el lenguaje en general ya que es inabordable. Articulación significante que produce un saber no sabido y un sujeto efecto de que hay un decir.

Privilegio del decir sobre el hablar por eso llega  a hablar de un discurso sin palabras.

Si el psicoanálisis es una ética del deseo, en tanto praxis, necesita estar asentada en las tres patas
necesarias según, su fundador: el propio análisis, la práctica del control o supervisiones y el estudio de la teoría.

Tanto Freud como Lacan ponen el acento en la dirección de la cura y no del paciente, cura en la que se  producen el inconciente y el analista. En el 75 Lacan dijo “Nunca hablé de formación del analista, hablé de formaciones del inconciente” (2) esto quiere decir que no es a la manera de la formación estándar de las profesiones como se hace un analista ya que no es una profesión sino una práctica de discurso.

En el seminario de la angustia, el encuentro del 27 de febrero de l963, Granoff a pedido de Lacan hace una exposición de varios autores sobre la contratransferencia.(3)

Este supuesto “concepto técnico” puede llevar a dos vías opuestas.

El de Barbara Low quien goza de la predilección de Lacan. Plantea que hay ciertas satisfacciones que recibe el analista como respuesta al daño, consecuencia de tres privaciones: inhibición del placer narcisista, inhibición de la certeza dogmática en la esfera intelectual y la más difícil de soportar, penosas modificaciones a nivel del superyo del analista. Dichas satisfacciones están a nivel del resorte creador de la actividad artística cosa que no pasa en otras actividades salvo, dice, en el “entertainement”, o sea, el espectáculo. Hace una relación entre el analista y el artista a nivel de la satisfacción recibida en la tarea.

En el otro extremo, siempre siguiendo la ponencia de Granoff está Zsasz cuya preocupación política radica en el poder que ejerce el analista. Para él todo estriba en que el poder sea legítimo y para esto tiene que tener rigor científico, esto es términos exactos. Propone para el análisis el modelo del ajedrez en las que ambos deben atenerse a las reglas. Para quienes no tengan un yo lo suficientemente fuerte como para jugar dentro de las reglas quedaban fuera del análisis y podían recibir psicoterapias.

Desemboca en la ego-psychology. Es claro el ejercicio del poder que ejerce el analista cuando su eficacia en la transferencia es precisamente por no utilizarlo.

Ante tanto cientificismo, ¿adónde quedaron los sueños y los actos fallidos?

Freud ofrecía en los análisis pasar del sufrimiento neurótico al sufrimiento corriente. Esto no era una promesa de felicidad o de no sufrimiento, ideal que suele portar aquel que busca un análisis.

Lacan más crítico del capitalismo ya que pudo ver más que Freud  sus efectos nos propone, en su seminario sobre la ética, no ser garantes del ensueño burgués que asienta la felicidad en el tener y puede transformarnos de consumidores en consumidos. Lo vemos en la clínica de las adicciones.

Intenta una formalización de su discurso y es tajante cuando dice: “El ordenamiento del servicio de los bienes en el plano universal, no resuelve el problema de la relación actual de cada hombre en ese corto tiempo entre su nacimiento y su muerte, con su propio deseo” (4)

La vía de los bienes esta en disyunción con la del deseo. Es más, el ordenamiento de los bienes produce segregación: tener piel oscura, vivir en una villa por ejemplo, son motivo para ser blanco de acusaciones.

El saber técnico se pone al servicio del ordenamiento social.

El campo de concentración es producto del positivismo científico que cataloga como peligroso al diferente.

“La pregunta más correcta, dice Giorgio Agamben en su libro Homo Sacer, con respecto a los horrores del campo, no es la que inquiere hipócritamente cómo fueron posibles…sino indagar atentamente los procedimientos jurídicos y los dispositivos políticos que hicieron posible llegar a privar completamente de sus derechos hasta el punto de llegar a realizar cualquier tipo de acción y no se considerara un delito.”(5)

Una consecuencia de la transformación del capitalismo en financiero y no productivo de la mano del avance tecnológico es que casi no se necesita mano de obra y los sujetos pasan a ser desechos del sistema

El positivismo científico busca que todo funcione excluyendo la verdad del sujeto.

El psicoanálisis, por el contrario, interviene en las fisuras del lenguaje desde una lógica del no todo porque se interesa por el sufrimiento subjetivo que entraña alguna verdad.

Lacan, en el seminario de la ética en relación a nuestra técnica dice que la pregunta por el cómo hacer puede engendrar impaciencia porque su promesa es que muchas cosas deben resolverse. “Pues bien, dice, muchas cosas, pero no todo. Y en esto, ella nos coloca a la espera de lo que puede presentarse como un impasse, incluso como un desgarro, no tenemos forzosamente porque desviar de ello nuestra mirada, aún cuando este fuese todo el resultado de nuestra acción.” (4)

El miércoles 18 de nov. del año 1953 Lacan da su primer seminario al que llamó Los escritos técnicos de Freud. (1) No fue Freud quien les puso “escritos técnicos” sino Strachey al hacer la compilación de la obra.

Ese mismo día de noviembre del 53 Heidegger da su conferencia: La pregunta por la técnica. Coincidencia que nos habla del horizonte ontológico de la época.

En el año 51 Lacan consigue que Heidegger le escriba para el primer número de la revista Psychanaliyse el artículo que titula Logos y en el que se ocupa de la relación de los griegos con el lenguaje. Lacan fue el traductor de dicho artículo. En ese mismo año que en su seminario se dedicó al Parménides habló en contra del psicoanálisis y de la lógica por ser el pensar sobre el pensar propio de Occidente y que llevaba a la logística como la mayor especialización científica. Sin embargo, en Létourdit Lacan va a nombrar su relación con el filósofo en términos de fraternidad.

Para el tema de la técnica Heidegger va a rescatar de los griegos: la Tecné. Sin traducir  las palabras griegas para no desvirtuarlas y achatarles como dice que hicieron los romanos. Plantea que se entiende por técnica un medio para fines o un hacer. Definición instrumental aplicable a la técnica moderna diferente a la artesanal. 

Va a diferenciar la técnica de la esencia de la misma que no implica sustancia alguna y no es accesible por la experiencia, por la práctica o por la representación.

Respecto de los objetos técnicos, gadgets los llama Lacan, Heidegger en su texto Serenidad de 1955 va a proponer “servirnos de los aparatos técnicos y no caer en una relación de servidumbre. “Podemos decir “sí” al inevitable uso de los objetos técnicos y podemos a la vez decirles “no” en la medida que rehusamos que nos requieran de modo tan exclusivo que dobleguen, confundan y finalmente, devasten nuestra esencia.” A esta actitud la lama “serenidad” (Gelassinheit).

No es precisamente esta la actitud que encontramos en las llamadas patologías de la época o clínica de las adicciones y que podemos pensarlas como respuestas al discurso capitalista que impele a consumir.

El problema que clasificarlos con generalizaciones como hacen los DSM lleva a etiquetas yoicas que desresponzabilizan y desabonan del inconciente.

Un joven adicto no pasó a ser un analizante. No pudo preguntarse qué de él lo llevaba. En cambio, repetía en cada sesión: “La moto me lleva sola a comprar las pastillas”.

Un jugador que está en análisis tenía una máxima que tomó de los grupos de “Jugadores anónimos”: “Yo siempre voy a ser jugador aunque no juegue”. Está empezando a hacer desconsistir a ese su “ser jugador” y empezó a no saber quién es y a preguntarse qué lo llevaba al Bingo en vez de ir a estar con sus hijos. Llegó hasta a hipotecar la casa.

Volviendo a la Tecné griega no se trata de ninguna realización práctica sino de un modo de saber. Ocultamiento-desocultamiento en Banda de Moebius.

Aleteia fue mal traducida por verdad. Está más cerca de esas medias verdades que juegan a ocultar, desocultando o desocultar, ocultando en la dirección de la cura.

La carta que se pone a la vista para ocultarla.

Dice Heidegger: “La técnica no es un mero medio, es un modo de salir de lo oculto…la técnica moderna es una provocación que pone ante la Naturaleza la exigencia de suministrar energía para almacenarlas. Hasta la agricultura es ahora industria mecanizada de la alimentación.”

O sea que la manera en que el ser se presenta en la técnica moderna es en su máximo ocultamiento ya que se hace la máxima exaltación del ente. *

Hoy se nos presentan en la clínica situaciones impensables en la época de Freud: fecundaciones in Vitro, congelación de óvulos o espermatozoides, cambios de sexos por intervenciones quirúrgicas, cirugías de todo tipo y parentalidades del mismo sexo. Nuestra escucha apunta a cómo se las arreglan los sujetos con su goce y la dirección de la cura a que se hagan responsables del mismo.

Freud, en sus Consejos al médico plantea que la técnica podía adaptarse a cada analista. Justamente por esto no habló de escritos técnicos.

Entonces, reitero para Freud tan preocupado por fundar una ciencia, la técnica no era fundamental y era adaptable a cada analista.

Lo incuestionable eran: el pedido de asociación libre al analizante y del lado del analista: la atención flotante y la abstinencia.

Lacan va a criticar duramente la utilización de la técnica que hicieron los posfreudianos en tanto reglas a transmitir en los análisis didácticos y confundir la resistencia del discurso con que es el analizante el que se “se resiste a”.

La resistencia es del discurso y justamente es en esos puntos: lapsus, olvidos, donde se puede escuchar al significante. Por eso planteó que la resistencia es también del analista cuando no puede escuchar el discurso del analizante.

Los significantes son los que se leen en lo que se escucha en el decir de cada analizante.







*Nota: Andrés Carrasco, embriólogo del CONICET que está estudiando el efecto de los agroquímicos especialmente el glisfosfato en malformaciones y leucemias, entre otras, dice: “La ciencia dejó de estar al servicio de la humanidad para estar al servicio de los intereses. Las grandes instituciones académicas están muy comprometidos con los grandes concentrados  de capital que les demandan generar mercancías.”.

Podríamos agregar: las prepagas con los laboratorios.













En el seminario I,  Lacan recuerda de la técnica zen el maestro hace intervenciones que no son cualquier cosa porque: “El maestro no enseña ex cátedra una ciencia ya constituída, da la respuesta cuando los alumnos están a punto de encontrarla. A los alumnos les toca buscar la respuesta a sus propias preguntas.”

Estas preguntas para nosotros, analistas, tienen un nombre: síntomas a ser  trabajados en transferencia o creados si no vienen como extrañas incomodidades que el sujeto aparentemente quiere sacarse de encima.

Como consecuencia del trabajo analítico poder decir no a que el síntoma maneje al sujeto y decir sí a saber arreglárselas con él sabiendo también que hay un punto irreductible.

Ricardo Diaz Romero en su libro La pregunta por la técnica del psicoanálisis plantea la misma comparación de la técnica con la tecné griega que se me ocurrió al leer la conferencia de Heideguer y también que en el 53 Lacan decía que “el único modo legítimo de hablar de técnica del psicoanálisis era desplegar la estructura subjetiva, desplegar la estructura de la situación analítica y luego superponerlas, para así encontrarnos con los lugares que serán ofrecidos al analista en la transferencia, los lugares desde donde llegará su acción, las posiciones hacia las que estará dirigido el decir del analizante. Es a partir de esto que se podrá escribir los distintos tipos de intervenciones del analista en el curso de la cura.”

Coincidiendo en parte con la concepción de la tecné griega, la técnica no es una herramienta utilizada por el analista sino creada en transferencia en la que el analista es parte del “concepto”  de inconciente y del discurso analítico.

La técnica no puede pensarse por fuera del deseo del analista y de su acto, acto analítico que se da en el entramado de las intervenciones en lo imaginario, lo real y lo simbólico.

En una presencia del analista que consistiría en un estar-sin-ser interviniendo desde el deseo de analista, intervenciones que no valen sino, en cada sesión y momento de la misma y con cada paciente por eso no somos profesionales que intervenimos desde el saber.

Para concluir diría que tenemos que interrogarnos si podemos llamar  “técnica” a la analítica ya que aborda lo que no anda, lo sintomático,  no para hacerlo andar taponando agujeros a la manera del recurso perverso sino que en transferencia, encontrarse con ese punto de desamparo estructural para, desde la castración del Otro poder hacer el pasaje del síntoma, como solución de compromiso, al sinthome como suplencia mediante la inscripción de la imposibilidad y  ya no de la impotencia neurótica .

Es porque no hay relación sexual que los hablantes necesitamos suplencia.



Estela Maidac

No hay comentarios:

Publicar un comentario