¿No hay goce sino del cuerpo?
Marìa Teresa Ferrari
La
enseñanza de Lacan nos lleva a articular
cuerpo-goce en una relación de implicación y corte. No habría goce sin cuerpo.
Pero sòlo si hay un parletre que en su decir lo corporiza de forma significante. Sòlo si se ha efectuado la expulsión de goce
necesaria para constituirlo, lo que le permite la posibilidad de
perder/encontrar algún objeto-tal como nos lo muestra la experiencia del
fort-da. No habrá cuerpo sin las operaciones primarias de auftossung, behajung,
que irán construyendo un campo de apropiación de lo placiente y de expulsión de
lo displaciente.
Este cuerpo-que después advendrà sexuado-se va constituyendo ya desde la primera identificación . Esa que
Freud define como de amor al padre.
La primera incorporación de la “esencia ausente” del cuerpo del padre,
es la incorporación de su potencia
nominante. Las palabras nos “pegan “ y hacen de un soma, cuerpo .Esta potencia nominante solo puede transmitirse desde el decir de algún Otro primordial, que habla,
mira, acaricia, desde el vacio ardiente de su propia falta, empujando con esto a
gozar, a constituirse corporalmente
Esta primera identificación harà posible la inscripción del rasgo
unario , que se anudarà con el
acontecimiento de la apropiación de su guestalt especular, no sin el
asentimiento del Otro. …,En un tercer tiempo advendrán las
identificaciones necesarias para la definición sexuada: se será hombre, o mujer
,portando en el cuerpo y sus vestimentas los atributos necesarios que hacen a
esta decisión Esto dentro del destino neurótico.. Diferente será el campo de la
perversión donde queda abolido el lazo amoroso en perjuicio del despliegue de
la escena de goce -que tiene como condición la angustia-divisiòn subjetiva del
lado del partenaire. En el campo de las psicosis también quedarà la decisión
sexuada marcada por la imposiblidad del funcionamiento de la metáfora paterna,
dadora de sentido a través de la significación fàlica.
Si hay neurosis se irán articulando los diferentes modalidades gozantes del pequeño a con la significación fálica-
clave de toda significancia-, vacíos que permitirán la secuencia de la
metonimia deseante, y que perfilaran la puesta en marcha del circuito gozante,
causado por el plus de gozar, como la promesa de un goce. Asì la pulsión es la resonancia
en el cuerpo- en sus vacíos, orificios-de un decir… Hay goce sexual
porque somos hablantes. El lenguaje, con su propia hiancia , nos marca en el
cuerpo. Somos corporales, quedando anudados cuerpo
goce en nuestro decir y en el despliegue ficcional de nuestra escena en el mundo.
Si un analizante produce una demanda de análisis es porque
inevitablemente, traido por su síntoma, acude a Otro que pueda
allí semblantear en el artificio transferencial , cierto reconocimiento ¿.Quien eres tu, como gozas,
que se te vuelve imperioso para ex - sistir?
Se pregunta todo neurótico armando ese Otro supuesto que sabría. Porque
en el desdoblamiento que la castración produce- si es que hubo cuerpo y hubo
neurosis- el parletre con su lalangue habla desde eso otro que es- desconociéndolo.
No queriendo saber nada de ello..
No hay experiencia analítica
sin presencia del analista .Lacan ha señalado que esta presencia- que es corporal- es la
puesta en acto de la realidad sexual del inconciente. .Por eso hace falta la presencia del analista
prestando su cuerpo para encarnar la voz, la mirada, el objeto oral o anal, que
se pasarà a deglutir, escupir, retener o
expulsar, en la experiencia, que es también de goce. Pero imposible sin amor.
¿Qué produce la experiencia analítica con el goce que el analizante
viene a desplegar en transferencia? ¿ Lo domestica?,¿ lo acota? ¿lo re-orienta?
Lo prohíbe? El goce librado a su propio
empuje no tiene limite, nada hay que lo satisfaga si no queda anudado al deseo
y al amor.. Cada parletre tendrá que convivir
con eso que se le impone, encontrando un savoir y faire , que no tiene que ver tanto con un “saber”, sino con
la puesta en acto de una verdad: Eso te
concierne . Llegar a ubicar la inexistencia del Otro-supuesta “causa” de
todo padecer neurótico-, hará posible la responsabilidad por el goce que nos habita. .Advenimiento de ese
tiempo de subjetivación del circuito pulsional donde advertimos hasta què punto
nos hacemos hacer- nuestra demanda dirigida al otro/Otro que
intenta sostener con èl la escena de goce que nos sostiene , que nos hace falta
inexorablemente para estar allì.. Y en este advertir, la posibilidad de
hacernos responsables del el goce que nos concierne.
No hay abordaje posible del goce sin el lazo que puede armar el amor. No
podríamos sostener ningún trabajo con el
goce sin la mediación del amor de transferencia. También en la experiencia
analítica, el amor es lo que permitirá al deseo condescender a algún goce. Sin
ello, la obscenidad mostrativa del goce,
y su empuje a la infinitud, impediría todo decir y toda escritura .
Cercar eso que goza, , que es lo ajeno y a la vez
lo màs propio, no es tarea simple.…Discernir hasta qué punto esa escena privada
donde cierto goce se vuelve indispensable, pese a lo repudiado, constituye lo más
irreductible del síntoma
En un analizante lo irrenunciable eran sus ingestas nocturnas, sus
ataques de voracidad , que ponían en jaque todo intento de régimen, de
estabilidad en un peso posible .Durante las sesiones debía concurrir siempre al
baño. ¿Era lo incontenible de la aspiración
a un todo fusional , a un pleno de goce, lo que lo llevaba a no poder terminar de vaciar lo que
había que vaciar para causar su deseo.?. En un momento pudo comenzar a hablar
de su apatía, su desinterés por las cosas, su impotencia, la necesidad de dejar
de funcionar puramente en función de la demanda del Otro.. De mostrar en
acto la imposibilidad de vaciar , a
poder hablar de su falta de deseo ,Momento fecundo donde decir
promete la contingencia de alguna escritura. Que algo cese de no escribirse., para
producir un cambio en esta posición gozante. No sin estar
sostenido por el amor de transferencia…Lo que le permite ahora cercar con palabras alguna verdad respecto de
aquello que le concierne en términos de goce, tanto en lo que lo excede como en lo que le hace falta,..
Dejar de responder a la demanda voraz que situaba en sus propios hijos, que era
la condición fantasmàtica de hacerse padre .Se escuchaba un exceso allì, en
responder a lo que su` propio padre no había podido, que lo dejaba exhausto y vacío, porque nunca alcanzaba lo que podía dar…
Los análisis no son experiencias “intelectuales”, sino que ponen en juego lo pasional-pulsional de cada quien. Cuando Lacan introduce su
neologismo lalangue, trata de terminar de romper con la escisión alma-cuerpo.Lo
que decimos, lo que escuchamos lo que escrituramos en un análisis nos toca en el cuerpo. Por esto, en la
Tercera, Lacan propondrà que la angustia tiene que ver con registrar que somos
corporales. Que nos reducimos a ser un cuerpo. Cuerpo sexuado, cuerpo amenazado
por la castración y por la finitud,y a la vez “sustancia gozante”.
Què otros destinos para el
cuerpo gozante se abren cuando se transitan fuera de la experiencia analítica?
Cuando no hay una pregunta que intente cernir alguna verdad sobre la
responsabilidad subjetiva en esto que
pasa?
Me gustaría abrir ciertas preguntas que trae el último film de Woody
Allen, “El hombre irracional”.El personaje central es Abe, un profesor de filosofía que siente
haber tocado fondo, y que se acompaña todo el tiempo de una petaquita de whisky
para adormecer su profundo hastìo de vivir. Està inhibido, no puede escribir un
libro ni tampoco tener sexo con una mujer.Se encuentra de visita como docente
invitado por una Universidad en un curso de verano .Allì conoce dos mujeres,
una colega-que rápidamente se enamora de èl y busca seducirlo- y una alumna,
con quien comienza a transitar los senderos de una amistad .Se impone ese
lìmite de ser sòlo amigos, aunque la muchacha parece querer algo màs.Lo detiene
el hecho de que se trata de una alumna,
y de que tiene novio. No obstante, no se priva de seducirla a partir del relato
de su vida colmada de pèrdidas, la muerte de su madre a los 12, la mujer que lo
deja por su mejor amigo, un amigo muerto al pisar una mina en Irak.Se presenta
como la vìctima de un mundo sòrdido que no ha dejado de lastimarlo .Por eso
toma de màs..
Un hecho fortuito, escuchar en un bar las tribulaciones de una mujer a
quien un juez venal parece dispuesto a quitarle la tenencia de sus hijos,
produce un viraje en su existencia opaca y alcoholizada. Cuando escucha decir
que la mujer le desea al juez un cáncer, se le impone una frase que lo turba,
lo marea y le genera un estallido de sensaciones corporales :no basta con desear que se muera, tienes que
actuar en esa dirección…
Logra salir de esta turbaciòn cuando decide matar al juez en cuestión,
como manera de aplastar a esta cucaracha que tanta desdicha le causa a esta
pobre mujer .Planifica el crimen perfecto, nadie podrá sospechar de èl por
carecer en absoluto de razones para el crimen, en poco tiempo se irà del lugar
, y habrá hecho entonces su pequeñísimo aporte de librar a la humanidad de
estos “¿padres”? gozadores y terribles…
Esta decisión le genera un
cambio significativo, se le despierta un goce por las cosas de la vida, vuelve
a tener apetito, se siente pleno, puede tener sexo con la colega docente. Finalmente
consuma el asesinato, sustituyendo el vaso de jugo que el juez se tomaba en su
training sabatino por otro contaminado con cianuro. Veneno que había obtenido
del laboratorio de la Universidad, dejando dos testigos, la amante a la que le había sustraído la llave
para entrar al lugar, y una alumna con quien se cruza en plena acción de
robarse el veneno..
La consumación del crimen le hace franquear otra barrera, le propone
festejar la muerte del juez venal a la alumna, aquella con quien había sido
testigo de la confesiòn de la madre atribulada .Ella se muestra dividida por el acontecimiento, le
genera culpa festejar la muerte de ese “padre malvado”. No obstante a partir de
este encuentro se abre la barrera que lo
detenía a tener sexo con ella y pasa al acto de convertirla en amante.
Abe ha encontrado un sentido
para su vida en este sacar del mundo a
un padre aborrecible,lo empuja el goce parricida.. Deja de jugar a matarse para
pasar al acto de matar, matar a un padre .Los hechos se precipitan, Abe vive en
el mundo de los hablantes donde no puede dejar de hablar y de dar cuentas ante
los otros de sus actos. .Finalmente las dos
amantes terminan descubriendo su
implicación en el asesinato. Todo se precipita cuando la policía inculpa por el
crimen a un inocente .La alumna lo amenaza con denunciarlo si èl mismo no se
involucra y dice la verdad.. Un crimen lleva a otro crimen, porque no hay
crimen perfecto .Pero esta vez Abe fracasa, no logra acallar a la muchacha
matándola,y se mata… Su posición melancólica lo lleva a fracasar, dominado como
està por su entrampamiento en el goce masoquista, del que sale muy fallidamente
con su asesinato .Porque no se priva de dejar pruebas para quedar inculpado…No le alcanza
para ex -sistir el goce parricida, porque lo empuja a seguir dentro de la
lógica de matar o morir. Ha quedado enredado dentro de los excesos trágicos de
ese mandato que lo empuja : Goza!!!!!.
Por el contrario, la alumna neurótica ha logrado salir del hechizo que le
hacìa confundir complicidad de goce con
amor, y sostenida por el amor de su novio, logra salvar su vida .
Lo que revela que no es posible
la existencia sin este acotamiento que el amor produce en el goce parricida , goce que para su
satisfacciòn plena no puede sino multiplicar los
asesinatos, esto de que el crimen lleva al crimen. Por algo en el mito
freudiano de Totem y tabu, los hermanos deben producir su pacto de acotamiento
de goce para impedir que el crimen parricida retorne.
El neurótico común, a diferencia del héroe trágico, del perverso, del
melancólico o del psicótico logra
tramitar la prohibición de estos goces – tanto el parricida como el incestuoso-
pagando el precio de sus síntomas. Que lo aquejan dividèndolo, que lo perturban
con la culpa, la deuda, la duda, la ambigüedad..Pero que con esto presevan su
posibilidad de ex -sistir, adviniendo a los pequeños goces privados que nunca
lo complacen del todo, pero que le van haciendo la vida ciertamente màs amable
que la de nuestro perturbado personaje de ficción.
El cuerpo del neurótico padece sus síntomas , que lo previenen con el horror al acto –ese al cual conduce el
empuje a gozar .Acto que produce otra nominación, y
que puede también ser pasaje al acto, caída para siempre de la escena…
Este horror al acto es siempre un horror a la puesta en juego de este
hacer que será siempre corporal. Todo asesinato, todo crimen requiere de un
hacer significante donde se pone en escena el cuerpo .No sin el cuerpo, aùn en
el caso de que sea por encargo, se está allì habitando el cuerpo del sicario, con la
mirada, con la voz, con la imaginación, con el deseo..
¿Es en este sentido que debemos sostener la premisa lacaniana de que
no hay goce sino del cuerpo? ¿Es porque no es posible prescindir del nudo
significante –goce que debe quedar encarnado en el cuerpo de alguien? Porque la
tradicional división entre un cuerpo y un alma, que depara para el alma la
inmortalidad , condenando al cuerpo a la decrepitud y la perentoriedad, queda puesta
en cuestión en esta discursividad, que, ya desde Freud se
escritura con este concepto lìmite que es el de pulsión, .Que màs
que un concepto lìmite, le pone un
lìmite a esta maniquea división alma-cuerpo .Somos corporales, hablamos con el
cuerpo y en nuestro cuerpo bañado por el lenguaje resuenan los decires que
portan las verdades que nos conciernen.
Tanto las ficciones literarias o cinematográficas, como en el decir de nuestros analizantes es posible
una lectura y una escritura de esto que se dice y esto que se hace.Y que no es
sin el cuerpo.
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