PSICOANÁLISIS, MUSICA Y ADOLESCENCIA
“...Hubo un tiempo que fui hermoso
y fui libre de verdad,
guardaba todos mis sueños,
en castillos de cristal,
poco a poco fui creciendo ,
y mis fábulas de amor,
se fueron desvaneciendo,
como pompas de jabón...”
Sui Géneris, “Canción para mi muerte”
Es un concepto relativamente reciente. Nació en occidente. En
las sociedades no evolutivas, el paso de la niñez al estado adulto, está más
claramente marcado que entre nosotros.
El paso se realiza a través de pruebas de iniciación que son diferentes
según las sociedades, pero todas sirven a la integración social del sujeto en
el mundo de los adultos.
Intentaré articular fragmentos de
canciones escritas por adolescentes de los años setenta y actuales, Sui
Géneris, Charly García y Nito Mestre y el Grupo “Disturbios Permitidos”,
respectivamente, así como también un fragmento de diario íntimo de una adolescente de quince años.
Estos trabajos me parecieron
paradigmáticos del acontecer adolescente y articulables con los aspectos
teóricos más relevantes de esta etapa de
la vida.
Reflejado en la música, en este caso,
aparecen los distintos trabajos con los que se enfrentan:
Segundo momento donde se manifiesta la escritura,
tan originalmente como en la niñez.
En la adolescencia se vuelve al objeto
transicional.
Se inaugura una nueva escritura de la
subjetividad. Se produce una transformación en el cuerpo.
Se inaugura la genitalidad.
“...Un día descubrí que empezaba a crecer,
mentí,lloré y creí.
De
pronto fui un varón que no tenía mujer,
Y
quise poderla conseguir,
¡Qué
tonto fui, se rió de mí ¡...”
Sui
Géneris, “Cuando comenzamos a nacer”
Lo que era, ya no es lo mismo. La
pubertad y la adolescencia, pérdida de lo que
antes acontecía en el sujeto pero además en una nueva combinatoria. Lo
anterior está presente, pero no alcanza por sí
mismo. El otro completa nuestra mismidad. No basta con que uno/una se
sienta hombre o mujer. Se necesita de este otro que nos mire como hombre o como
mujer, es decir para construir la propia sexuación. Aparece otra vez la mirada,
como fue para el bebé la mirada de la madre.
Juegos de seducción entre chicos y
chicas. Se acaba la seducción infantil, se agrega la genitalidad. Hay un fin,
ya no son esos padres de la infancia, sino cargados de la genitalidad adulta.
A continuación transcribo un fragmento
escrito de una adolescente de quince años, en pleno enamoramiento:
“... Paso horas pensando y recordando su rostro,
su voz y
su mirada...”.
“...mas
son esas lágrimas invisibles y dolorosas
que
expresan tanto amor de una persona como
yo, sin
experiencia y sin saber qué hacer con
tanto
amor que serviría para llenar los corazones
de los niños
que no
tienen padres...”.
El otro se reconoce en la diferencia.
Se reconoce como complementariedad, ayudando a que inscriba que yo soy
diferente, que se puede gozar en la diferencia y de su diferencia. Dimensión de
la otredad. Transformación en el cuerpo.
“... Y una
historia a quemar,
temblándome en la piel...”.
(Joan
Manuel Serrat, “Mi niñez”)
Siendo la adolescencia una masa de
acontecimientos, existe una exigencia de trabajos que Dolto piensa como
“castraciones simbólicas” necesarias para la estructuración subjetiva, donde el
propio sujeto es el protagonista.
Un adolescente tiene que realizar el
trabajo de religar, desligar y volver a ligar más cosas y de un modo distinto.
En la infancia:
“... La
escuela estaba ahí esperando por mí
mi patio,
mi banco marrón...”.
En la adolescencia:
“... Y ahora miro atrás un poco,
y hace
tanto que pasó,
y todo lo
que yo amaba,
ya no es
mío y se escapó.
Y ahora
estoy tan confundido,
niebla y
humo alrededor.
¿ Dónde
está el sol?
¿ Dónde
está Dios?[1]
Dime quién
me lo robó.
Tengo que
elegir
es tiempo
de partir,
mi vida, mi
amor y mi luz...”.
(Sui
Generis, “Dime quién me lo robó”)
Este
fragmento, revela con claridad, otro de los trabajos que es el pasaje de lo
familiar a lo extrafamiliar, en un sentido, no de simple pasaje sino de una
verdadera metamorfosis.
El
campo social en su plenitud, funciona como espacio transicional para el
adolescente.
Si
el sujeto se vuelca al campo social y lo conquista, estamos en presencia del
final del complejo de Edipo.
El
amigo y su función es estructurante, no sólo que tenga amigos, sino que
disponga de esta categoría simbólica.
El
amigo ayuda a atenuar los rigores del sujeto en formación.
Así
como el extraño causaba angustia en lo familiar, el amigo produce una
transformación del objeto transicional.
Transcribo
a continuación el fragmento de una canción de Sui Generis “Amigo, vuelve a casa
pronto”, donde se refleja el valor del amigo, frente al miedo que produce la
salida al mundo.
“... El
poderoso tiempo que nos toca,
amigo lo
que no sirve no va.
Y quedan
unas pocas cosas nuestras,
para seguir
a flote nada más”.
Tus
palabras ya son muy lejanas,
Y tu voz de
pálida se para.
Amigo mío,
vuelve a casa pronto,
Cuéntame
todo, cámbiame todo,
necesito
hoy tu resurreción, tu liberación,
tu
revolución...”
“... Bueno
es que hoy estemos juntos,
Hablando de las cosas por llegar...”.
Lo
que Winnicot llamaba “dejar caer” y Rodulfo agrega y desdobla entre un “tiempo
de arrojar y un tiempo a veces volver a traer”, se repite en la adolescencia
con este arrojar cosas de la infancia, elementos para sentirse grande, que son
familiares y ante la sorpresa, el miedo que provoca lo nuevo, lo extraño ante
el miedo que produce su propia deseancia, vuelve a traer lo conocido, lo
familiar transformado.
A
continuación un fragmento de la canción “Qué sucede?”, del grupo de rock “Disturbios Permitidos”:
“¿Qué
sucede que nada es como ves?
Todo el
mundo está puesto al revés,
Me
enseñaron que no lo debo hacer,
Que la
droga no produce placer,
Déjame
acercarme a ti
Solamente
prefiero sonreír
No me
digas que no me puedes ver.
Porque
sabes mi amor,
puedo
morir”.
Pasaje
a lo genital, la gran tarea de la adolescencia, la función del orgasmo,
en sentido
de una verdadera
intersubjetividad. La iniciación sexual , es todo un acontecimiento estructurante.
Luego será el verse como otro, para lo
cual, se dirige no hacia su familia, sino hacia todo el
campo social.
Los nuevos ideales: La banda, el grupo,
base de consolidación.
Otro más abstracto que el de la primera
infancia.
Aparece el adolescente como
historiador, y aparece también el pasaje
del jugar al trabajar.
La adolescencia influye mucho en lo que
se manifiesta como evolución social. Los
adolescentes eligen modelos de
identificación social.
Mannoni dice: “La pubertad tiene
efectos físicos y psicológicos, pero no
pone en tela de juicio lo social, en tanto la adolescencia, ya amenaza con
crear un conflicto de generaciones”.
Winnicot observa que el adolescente no
pide tan sólo ser comprendido, esto va acompañado de intransigencia.
Winnicot dice que “la sociedad debe aceptar la crisis como
un hecho normal y que debería guardarse de remediarlas”.
Dice:
“La sociedad no es lo bastante sana, es decir sensata para que pueda tener
dominio. Las autoridades no deben tomar
medidas a favor o en contra de los adolescentes”.
En aquellas sociedades que evolucionan rápidamente, la
adolescencia desempeña cierto papel de manera bastante encubierta: La
adolescencia influye mucho en lo que se manifiesta como evolución social. Si tuviéramos un buen conocimiento de lo que
fueron las crisis de la adolescencia de los hombres que influyeron en su época,
ese conocimiento nos sería útil para comprender los efectos sociales de esas
crisis.
“En el individuo que crece, su des-asimiento de la autoridad
parental es una de las operaciones más necesarias, pero también más dolorosas
del desarrollo. Es absolutamente
necesario que se cumpla y es lícito suponer que todo hombre devenido normal, lo
ha llevado a cabo en cierta medida. Más
todavía: El progreso de la sociedad descansa, todo él, en esa oposición entre
ambas generaciones”.
S. Freud “La novela familiar del
neurótico”(1908)
Una de las características de la adolescencia es la elección
de nuevos modelos de indentificación, que a menudo no los encuentran.
En las sociedades más estables que la nuestra, esos
modelos son más evidentes, por eso las crisis de la adolescencia son menos
visibles.
¿Existen hoy sociedades más
estables?. ¿Cuáles son?. ¿Por dónde pasa la estabilidad?.
El sujeto está obligado a condenar
las identificaciones pasadas. Sabe que ya no es un niño, y si no lo sabe, no
faltará quien se lo recuerde, y sabe también que no es un adulto y esto es algo
que se lo recuerdan aún más.
El adolescente comienza a perder sus
antiguas identificaciones, por eso tienen el aspecto de algo prestado: sus
ropas y sus opiniones son prestadas.
En
su trabajo sobre un adolescente imaginario, “Norbert
Harold de la Gradiva de Jensen”, Freud dice:
“Hay una relación entre psicoanálisis y literatura: los grandes
escritores son nuestros verdaderos maestros, porque tienen acceso a fuentes que
nos están cerradas”.
Exigencia
de trabajo psíquico por realizar, poner en memoria su historia, para poder
proyectarse a un futuro. Escritura de
una autobiografía que incluye un trabajo de construcción y
reconstrucción de un pasado vivido.
Bibliografía
-
Rodulfo, Ricardo. Estudios Clínicos: Del significante al
pictograma, a través de la práctica psicoanalítica. Cap. X : “ El adolescente y sus trabajos”.
-
Mannoni,
Octave. La crisis de la adolescencia.
-
Lo
Giudice, Alicia. Los trabajos de la memoria. Reinscribiendo,
recuperando una historia.
-
Gutton,
Phillippe. Lo puberal
-
Assoun,
Paul – Laurent. La pareja Inconsciente:
Amor freudiano y pasión postcortés.
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