domingo, 4 de junio de 2017

PSICOANÁLISIS, MUSICA Y ADOLESCENCIA por Lic Mabel Carné

PSICOANÁLISIS, MUSICA Y ADOLESCENCIA



“...Hubo un tiempo que fui hermoso
y fui libre de verdad,
guardaba todos mis sueños,
en castillos de cristal,
poco a poco fui creciendo ,
y mis fábulas de amor,
se fueron desvaneciendo,
como pompas de jabón...”                  

                                                                 Sui Géneris, “Canción para mi muerte”




Es un concepto relativamente reciente.  Nació en occidente. En las sociedades no evolutivas, el paso de la niñez al estado adulto, está más claramente marcado que entre nosotros.  El paso se realiza a través de pruebas de iniciación que son diferentes según las sociedades, pero todas sirven a la integración social del sujeto en el mundo de los adultos.

Intentaré articular fragmentos de canciones escritas por adolescentes de los años setenta y actuales, Sui Géneris, Charly García y Nito Mestre y el Grupo “Disturbios Permitidos”, respectivamente, así como también un fragmento de diario íntimo  de una adolescente de quince años.

Estos trabajos me parecieron paradigmáticos del acontecer adolescente y articulables con los aspectos teóricos  más relevantes de esta etapa de la vida.

Reflejado en la música, en este caso, aparecen los distintos trabajos con los que se enfrentan:
Segundo momento donde se manifiesta la escritura, tan originalmente como en la niñez.

En la adolescencia se vuelve al objeto transicional.
Se inaugura una nueva escritura de la subjetividad. Se produce una transformación en el cuerpo.
Se inaugura la genitalidad.


         “...Un día descubrí que empezaba a crecer,
         mentí,lloré y creí.
        De pronto fui un varón  que no tenía mujer,
        Y quise poderla conseguir,
        ¡Qué tonto fui, se rió de mí ¡...”                

                                                                                Sui Géneris, “Cuando comenzamos a nacer”



Lo que era, ya no es lo mismo. La pubertad y la adolescencia, pérdida de lo que  antes acontecía en el sujeto pero además en una nueva combinatoria. Lo anterior está presente, pero no alcanza por sí  mismo. El otro completa nuestra mismidad. No basta con que uno/una se sienta hombre o mujer. Se necesita de este otro que nos mire como hombre o como mujer, es decir para construir la propia sexuación. Aparece otra vez la mirada, como fue para el bebé la mirada de la madre.

Juegos de seducción entre chicos y chicas. Se acaba la seducción infantil, se agrega la genitalidad. Hay un fin, ya no son esos padres de la infancia, sino cargados de la genitalidad adulta.
A continuación transcribo un fragmento escrito de una adolescente de quince años, en pleno enamoramiento:

     “...  Paso horas pensando y recordando su rostro,
     su voz y su mirada...”.
     “...mas son esas lágrimas invisibles y dolorosas
     que expresan tanto amor de una persona como
     yo, sin experiencia y sin saber qué hacer con
     tanto amor que serviría para llenar los corazones  de los niños
     que no tienen padres...”.


El otro se reconoce en la diferencia. Se reconoce como complementariedad, ayudando a que inscriba que yo soy diferente, que se puede gozar en la diferencia y de su diferencia. Dimensión de la otredad. Transformación en el cuerpo.
  
    “... Y una historia a quemar,
    temblándome en la piel...”.

                                                           (Joan Manuel Serrat, “Mi niñez”)

Siendo la adolescencia una masa de acontecimientos, existe una exigencia de trabajos que Dolto piensa como “castraciones simbólicas” necesarias para la estructuración subjetiva, donde el propio sujeto es el protagonista.
Un adolescente tiene que realizar el trabajo de religar, desligar y volver a ligar más cosas y de un modo distinto.

En la infancia:

   “... La escuela estaba ahí esperando por mí
   mi patio, mi banco marrón...”.

En la adolescencia:

   “...  Y ahora miro atrás un poco,
   y hace tanto que pasó,
   y todo lo que yo amaba,
   ya no es mío y se escapó.
   Y ahora estoy tan confundido,
   niebla y humo alrededor.
   ¿ Dónde está el sol?
   ¿ Dónde está Dios?[1]
   Dime quién me lo robó.
   Tengo que elegir
   es tiempo de partir,
   mi vida, mi amor y mi luz...”.

                                                           (Sui Generis, “Dime quién me lo robó”)



            Este fragmento, revela con claridad, otro de los trabajos que es el pasaje de lo familiar a lo extrafamiliar, en un sentido, no de simple pasaje sino de una verdadera metamorfosis.
            El campo social en su plenitud, funciona como espacio transicional para el adolescente.
            Si el sujeto se vuelca al campo social y lo conquista, estamos en presencia del final del complejo de Edipo.
            El amigo y su función es estructurante, no sólo que tenga amigos, sino que disponga de esta categoría simbólica.
            El amigo ayuda a atenuar los rigores del sujeto en formación.
            Así como el extraño causaba angustia en lo familiar, el amigo produce una transformación del objeto transicional.
            Transcribo a continuación el fragmento de una canción de Sui Generis “Amigo, vuelve a casa pronto”, donde se refleja el valor del amigo, frente al miedo que produce la salida al mundo.


   “... El poderoso tiempo que nos toca,
   amigo lo que no sirve no va.
   Y quedan unas pocas cosas nuestras,
   para seguir a flote nada más”.
   Tus palabras ya son muy lejanas,
   Y tu voz de pálida se para.
   Amigo mío, vuelve a casa pronto,
   Cuéntame todo, cámbiame todo,
   necesito hoy tu resurreción, tu liberación,
   tu revolución...”
   “... Bueno es que hoy estemos juntos,
Hablando de las cosas por llegar...”.


            Lo que Winnicot llamaba “dejar caer” y Rodulfo agrega y desdobla entre un “tiempo de arrojar y un tiempo a veces volver a traer”, se repite en la adolescencia con este arrojar cosas de la infancia, elementos para sentirse grande, que son familiares y ante la sorpresa, el miedo que provoca lo nuevo, lo extraño ante el miedo que produce su propia deseancia, vuelve a traer lo conocido, lo familiar transformado.

            A continuación un fragmento de la canción “Qué sucede?”, del grupo de rock  “Disturbios Permitidos”:

    “¿Qué sucede que nada es como ves?
    Todo el mundo está puesto al revés,
     Me enseñaron que no lo debo hacer,
    Que la droga no produce placer,

    Déjame acercarme a ti
    Solamente prefiero sonreír
    No me digas que no me puedes ver.
    Porque sabes mi amor,
    puedo morir”.


Pasaje  a lo genital, la gran tarea de la adolescencia, la función del orgasmo, en sentido
de una verdadera  intersubjetividad. La iniciación sexual , es todo  un acontecimiento estructurante.


Luego será el verse como otro, para lo cual, se dirige no hacia su familia, sino hacia todo el
campo social.
Los nuevos ideales: La banda, el grupo, base de consolidación.
           
Otro más abstracto que el de la primera infancia.
Aparece el adolescente como historiador, y aparece también el pasaje  del jugar al trabajar.
La adolescencia influye mucho en lo que se  manifiesta como evolución social. Los adolescentes eligen modelos  de identificación social.
Mannoni dice: “La pubertad tiene efectos físicos y  psicológicos, pero no pone en tela de juicio lo social, en tanto la adolescencia, ya amenaza con crear un conflicto  de generaciones”.
Winnicot observa que el adolescente no pide tan sólo ser comprendido, esto va acompañado de intransigencia. 
            Winnicot dice  que “la sociedad debe aceptar la crisis como un hecho normal y que debería guardarse de remediarlas”.
            Dice: “La sociedad no es lo bastante sana, es decir sensata para que pueda tener dominio. Las autoridades no  deben tomar medidas a favor o en contra de los adolescentes”.

En aquellas sociedades que evolucionan rápidamente, la adolescencia desempeña cierto papel de manera bastante encubierta: La adolescencia influye mucho en lo que se manifiesta como evolución social.  Si tuviéramos un buen conocimiento de lo que fueron las crisis de la adolescencia de los hombres que influyeron en su época, ese conocimiento nos sería útil para comprender los efectos sociales de esas crisis.

“En el individuo que crece, su des-asimiento de la autoridad parental es una de las operaciones más necesarias, pero también más dolorosas del desarrollo.  Es absolutamente necesario que se cumpla y es lícito suponer que todo hombre devenido normal, lo ha llevado a cabo en cierta medida.  Más todavía: El progreso de la sociedad descansa, todo él, en esa oposición entre ambas generaciones”.

                        S. Freud “La novela familiar del neurótico”(1908)

         Una de las características de la adolescencia es la elección de nuevos modelos de indentificación, que a menudo no los encuentran.
            En las sociedades más estables que la nuestra, esos modelos son más evidentes, por eso las crisis de la adolescencia son menos visibles.
            ¿Existen hoy sociedades más estables?. ¿Cuáles son?. ¿Por dónde pasa la estabilidad?.
            El sujeto está obligado a condenar las identificaciones pasadas. Sabe que ya no es un niño, y si no lo sabe, no faltará quien se lo recuerde, y sabe también que no es un adulto y esto es algo que se lo recuerdan aún más.
            El adolescente comienza a perder sus antiguas identificaciones, por eso tienen el aspecto de algo prestado: sus ropas y sus opiniones son prestadas.


            En su  trabajo  sobre un adolescente imaginario, “Norbert Harold de la Gradiva  de Jensen”,              Freud dice:

            “Hay una relación entre psicoanálisis y literatura: los grandes escritores son nuestros verdaderos maestros, porque tienen acceso a fuentes que nos están cerradas”.

            Exigencia de trabajo psíquico por realizar, poner en memoria su historia, para poder proyectarse a un futuro. Escritura  de una autobiografía que incluye un trabajo de construcción y
reconstrucción de un pasado vivido.



Bibliografía


-          Rodulfo,  Ricardo.  Estudios Clínicos: Del significante al pictograma, a través de la práctica psicoanalítica.  Cap. X : “ El adolescente y sus trabajos”.
-          Mannoni, Octave.  La crisis de la adolescencia.
-          Lo Giudice, Alicia.  Los trabajos de la memoria. Reinscribiendo, recuperando una historia.
-          Gutton, Phillippe.  Lo puberal
-          Assoun, Paul – Laurent. La pareja Inconsciente: Amor freudiano y pasión postcortés.




[1] Caída de los padres, caída del Rey.

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